LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Sexta y última parte:
TRIUNFO. Y TRAGEDIA
Con este volumen termina mi
relato personal de la Segunda Guerra Mundial. Entre los desembarcos
anglonorteamericanos en Normandia el 6 de junio de 1944 y la
rendición de todos nuestros enemigos catorce meses más tarde
ocurrieron hechos de extraordinaria trascendencia para el mundo
civilizado.
La Alemania nací fue aplastada, dividida y ocupada; la Rusia soviética se estableció en el corazón de la Europa occidental; el Japón quedó vencido; fueron arrojadas las primeras bombas atómicas. En éste como en los anteriores volúmenes he narrado los hechos tal como yo los vi y los conocí en mí calidad de jefe del Gobierno y ministro de Defensa de la Gran Bretaña. He tomado como base, al igual que en las ocasiones anteriores, los documentos y los discursos preparados al calor del afán de cada hora, convencido como estoy de que los mismos dan una idea más veraz de lo que ocurrió entonces que todas las reflexiones posteriores hechas a sangre fría.
El texto original quedó terminado hace ya cerca de dos años. En este intervalo otros quehaceres me han obligado a limitarme a supervisar con carácter general las tareas de comprobación de las afirmaciones concretas que se hacen en estas páginas, así como las destinadas a obtener las autorizaciones necesarias para publicar los documentos originales. He titulado este volumen «Triunfo y Tragedia», porque la abrumadora victoria alcanzada por la Gran Alianza no ha logrado hasta ahora, traer la paz general a nuestro angustiado mundo.
La Alemania nací fue aplastada, dividida y ocupada; la Rusia soviética se estableció en el corazón de la Europa occidental; el Japón quedó vencido; fueron arrojadas las primeras bombas atómicas. En éste como en los anteriores volúmenes he narrado los hechos tal como yo los vi y los conocí en mí calidad de jefe del Gobierno y ministro de Defensa de la Gran Bretaña. He tomado como base, al igual que en las ocasiones anteriores, los documentos y los discursos preparados al calor del afán de cada hora, convencido como estoy de que los mismos dan una idea más veraz de lo que ocurrió entonces que todas las reflexiones posteriores hechas a sangre fría.
El texto original quedó terminado hace ya cerca de dos años. En este intervalo otros quehaceres me han obligado a limitarme a supervisar con carácter general las tareas de comprobación de las afirmaciones concretas que se hacen en estas páginas, así como las destinadas a obtener las autorizaciones necesarias para publicar los documentos originales. He titulado este volumen «Triunfo y Tragedia», porque la abrumadora victoria alcanzada por la Gran Alianza no ha logrado hasta ahora, traer la paz general a nuestro angustiado mundo.
WINSTON" S. CHURCHILL
Chartwell, Westerham, Kent.
Septiembre de 1953,
LA MAREA DE LA VICTORIA
I
La Hora H
Nuestros largos meses
de preparativos y proyectos para la operación anfibia más grande de
la Historia terminaron el dia «D». 6 de junio de 1944.
Durante la noche anterior, la ingente masa de convoyes y sus navios
de escolta zarpó de la isla de Wight, sin que el enemigo lo
advirtiera, rumbo .a la costa de Normandia. Oleadas sucesivas de
bombarderos pesados de las Reales Fuerzas Aéreas atacaron las
baterías alemanas de defensa costera en sus emplazamientos de
hormigón, arrojando 5.200 toneladas de explosivos.
Al romper el alba entró en escena la aviación norteamericana para machacar otras defensas de la célebre «muralla del Atlántico» La obra destructora fue proseguida luego por bombarderos medios y ligeros. En las veinticuatro horas del 6 de junio la aviación aliada realizó unas 14.600 salidas. Tan grande era nuestra superioridad aérea, que lo único que el enemigo pudo oponer a la acción aliada durante las horas diurnas sobre las playas de invasión fue un centenar escaso de salidas de sus aviones.
Al romper el alba entró en escena la aviación norteamericana para machacar otras defensas de la célebre «muralla del Atlántico» La obra destructora fue proseguida luego por bombarderos medios y ligeros. En las veinticuatro horas del 6 de junio la aviación aliada realizó unas 14.600 salidas. Tan grande era nuestra superioridad aérea, que lo único que el enemigo pudo oponer a la acción aliada durante las horas diurnas sobre las playas de invasión fue un centenar escaso de salidas de sus aviones.
Sorpresa táctica
Desde la medianoche estaban
aterrizando, tres divisiones aerotransportadas: la 6ª División
británica de dicho servicio, al nordeste de Caen con objeto de
apoderarse de varias cabezas de puente sobré el río entre la ciudad
y el mar y dos divisiones norteamericanas al norte de Carentan para
apoyar el desembarco en las playas e impedir el envío de reservas
enemigas a la península de Cotentin. Aunque en algunos puntos las
"fuerzas aerotransportadas quedaron más esparcidas de lo que se
había previsto, fueron alcanzados los objetivos en todos los casos.
Al despuntar el día los
buques, grandes y pequeños, empezaron a alinearse en sus posiciones
previamente designadas para al asalto. En aquellos momentos el
espectáculo tenía a buen seguro mucho de revista naval. La
oposición inmediata quedó limitada a un ataque con lanchas
torpederas que hundieron un destructor noruego. Incluso cuando empezó
el bombardeo naval la réplica da las baterías costeras tuvo un
carácter inconexo y prácticamente nulo en sus efectos.
Era evidente que habíamos logrado una sorpresa táctica. Las lanchas de desembarco y las unidades de apoyo, con tropas de infantería, tanques, artillería ligera y gran diversidad de armas, así como con equipos especializados en trabajos de demolición, se agruparon en forma sistemática y sé dirigieron hacia las playas. Entre las unidades de apoyo figuraban los tanques anfibios, que entraban en combate por primera vez en gran escala. El mar estaba aún muy movido a causa del mal tiempo de la víspera, y muchos tanques anfibios se hundieron durante la travesía. En cuanto las vanguardias de la infantería pusieron pie en tierra firme, se lanzaron hacia sus objetivos, y en todos los casos, excepto uno. hicieron notables progresos.
En la playa «Omaha», al noroeste de Bayeux, el V Cuerpo de Ejército norteamericano tropezó con dura resistencia. Por una infortunada casualidad, pocos días antes se había hecho cargo de las defensas de aquel sector una división alemana completa con todo su armamento y con orden de permanecer alerta. Nuestros aliados hubieron de luchar encarnizadamente todo e! día, y hasta el 7 de junio, después de perder varios miles de hombres, no lograron abrirse paso tierra adentro.
Era evidente que habíamos logrado una sorpresa táctica. Las lanchas de desembarco y las unidades de apoyo, con tropas de infantería, tanques, artillería ligera y gran diversidad de armas, así como con equipos especializados en trabajos de demolición, se agruparon en forma sistemática y sé dirigieron hacia las playas. Entre las unidades de apoyo figuraban los tanques anfibios, que entraban en combate por primera vez en gran escala. El mar estaba aún muy movido a causa del mal tiempo de la víspera, y muchos tanques anfibios se hundieron durante la travesía. En cuanto las vanguardias de la infantería pusieron pie en tierra firme, se lanzaron hacia sus objetivos, y en todos los casos, excepto uno. hicieron notables progresos.
En la playa «Omaha», al noroeste de Bayeux, el V Cuerpo de Ejército norteamericano tropezó con dura resistencia. Por una infortunada casualidad, pocos días antes se había hecho cargo de las defensas de aquel sector una división alemana completa con todo su armamento y con orden de permanecer alerta. Nuestros aliados hubieron de luchar encarnizadamente todo e! día, y hasta el 7 de junio, después de perder varios miles de hombres, no lograron abrirse paso tierra adentro.
Informé a los Comunes
El 6 de junio, al mediodía
pedí a la Cámara de los Comunes que se diese oficialmente por
enterada de la liberación de Roma por los ejércitos aliados bajo el
mando del general Alexander, noticia ésta que los periódicos
habían publicado ya la noche anterior. Los diputados estaban
vivamente, interesados en que seles informara acerca de los
desembarcos en Francia, que todos ellos sabían que se hallaban en
curso en aquellos momentos. No obstante, dediqué diez minutos a
hablar de la campaña de Italia y rendir homenaje a los ejércitos
aliados que luchaban allí. Después de tener así a la Cámara con
el alma en un hilo durante un rato, dije:
«He de anunciar también a la
Cámara que durante la noche pasada y las primeras horas de esta
mañana se ha llevado a cabo la primera serie de desembarcos en gran
escala en el continente europeo. Esta vez el asalto liberador tiene
como escenario la costa francesa. Una inmensa armada de más de
cuatro mil buques, junto con varios millares de embarcaciones más
pequeñas, han cruzado el Canal. Se han realizado con éxito
aterrizajes en masa de fuerzas
aerotransportadas detrás de las líneas enemigas, y en este momento
se hallan en curso desembarcos en las playas en diversos puntos...
Los jefes de las unidades combatientes informan que hasta ahora todo
se desarrolla de acuerdo con el plan establecido. ¡Y qué plan!
Esta vasta operación es sin duda alguna la más complicada y difícil
que se haya emprendido jamás. Supone tener en cuenta las mareas, los
vientos, el oleaje, la visibilidad tanto en el aire como en el mar,
y entraña el empleo combinado de fuerzas terrestres, aéreas y
navales que han de actuar en la más estrecha colaboración y
afrontar circunstancias que no ha sido ni es posible prever...
La batalla que acaba de empezar aumentará constantemente de volumen y en intensidad por espacio de muchas semanas, por lo cual no trataré de hacer especulaciones respecto al curso de la misma. No obstante, una cosa sí puedo afirmar. Entre los ejércitos aliados reina la más completa unidad. Hay una fraternidad de armas entre nosotros y nuestros amigos de los Estados Unidos. Existe plena confianza en el comandante supremo, general Eisenhower, y sus lugartenientes, así como en el jefe del cuerpo expedicionario, general Montgomery...»
La batalla que acaba de empezar aumentará constantemente de volumen y en intensidad por espacio de muchas semanas, por lo cual no trataré de hacer especulaciones respecto al curso de la misma. No obstante, una cosa sí puedo afirmar. Entre los ejércitos aliados reina la más completa unidad. Hay una fraternidad de armas entre nosotros y nuestros amigos de los Estados Unidos. Existe plena confianza en el comandante supremo, general Eisenhower, y sus lugartenientes, así como en el jefe del cuerpo expedicionario, general Montgomery...»
Stalin, enterado
Por la tarde consideré que
debía informar a Stalin.
«Todo ha empezado bien. Las
minas, obstáculos y baterías terrestres han sido ampliamente desbordados. Los desembarcos aéreos se han realizado felizmente y en
gran escala. Los desembarcos de las fuerzas de infantería prosiguen
con rapidez, y muchos tanques y. cañones móviles están ya en
tierra firme. Los pronósticos meteorológicos son bastante
alentadores.»
En su respuesta, que no se
hizo esperar, me daba noticias de la máxima importancia:
«He recibido su comunicación
acerca del éxito inicial de la operación «Overlord». El hecho
nos complace a todos y deseamos se produzcan nuevos triunfos. La
ofensiva de verano de las fuerzas soviéticas, organizada en
cumplimiento de lo acordado en la Conferencia de Teherán, empezará
hacia mediados de junio, en uno los sectores importantes del frente.
La ofensiva general de las fuerzas soviéticas se desarrollará por
etapas mediante la entrada sucesiva de cuerpos de ejército en las
operaciones de ataque. A fines de junio y durante el mes de julio,
éstas se habrán convertido en una ofensiva general dé las fuerzas
soviéticas. No dejaré de informar a usted oportunamente del curso
de las operaciones ofensivas;»
Más explicaciones
Precisamente me disponía yo a
dar cuenta más detallada a Stalin de nuestros avances, cuando llegó
su telegrama: Del primer ministro británico al mariscal Stalin. 7 de junio de 1944:«Estoy muy satisfecho con la situación
tal como se presenta hoy al mediodía. Sólo en una de !as playas. en
que han desembarcado les norteamericanos ha habido dificultades
serias, y aun estas han quedado ya vencidas.
Veinte mil hombres de las
fuerzas aerotransportadas han aterrizado sin novedad detrás de los
flancos de las líneas enemigas y han establecido contacto en todos
los casos con las fuerzas norteamericanas y británicas transportadas
por mar.
El cruce del Canal se llevó a cabo con escasas bajas. Habíamos calculado que perderíamos unos diez mil hombres. Confiamos tener esta noche alrededor de doscientos mil hombres en el Continente, además de una considerable cantidad de tanques... Rigurosamente secreto: Pensamos construir rápidamente dos grandes puertos sintéticos en las playas de la amplia y arenosa bahía formada por el estuario del Sena. Hasta ahora no se ha visto nada parecido.
Los grandes transatlánticos estarán en condiciones de descargar en numerosos muelles los suministros necesarios para las tropas combatientes. Esto será algo totalmente inesperado para el enemigo y nos permitirá actuar prescindiendo en gran manera de las condiciones meteorológicas. Esperamos llegar a Cherburgo en una de las primeras fases de las operaciones... Confiamos que este feliz desembarco y la victoria en Roma, cuyos frutos han de ser recogidos aún con la destrucción de las divisiones alemanas copadas, constituirán un motivo de aliento para los valerosos soldados rusos después de todo el peso que han tenido que soportar y que nadie fuera de ese país ha apreciado en toda su magnitud mejor que yo.
Mientras dictaba lo que antecede, he recibido su telegrama acerca del feliz comienzo de la operación «Overlord», en el que se refiere usted a la ofensiva de veráno de las fuerzas soviéticas. Supongo que observará que nunca hemos preguntado a usted nada. Ello es debido a nuestra plena confianza en usted, en su nación y en sus ejércitos.»
El cruce del Canal se llevó a cabo con escasas bajas. Habíamos calculado que perderíamos unos diez mil hombres. Confiamos tener esta noche alrededor de doscientos mil hombres en el Continente, además de una considerable cantidad de tanques... Rigurosamente secreto: Pensamos construir rápidamente dos grandes puertos sintéticos en las playas de la amplia y arenosa bahía formada por el estuario del Sena. Hasta ahora no se ha visto nada parecido.
Los grandes transatlánticos estarán en condiciones de descargar en numerosos muelles los suministros necesarios para las tropas combatientes. Esto será algo totalmente inesperado para el enemigo y nos permitirá actuar prescindiendo en gran manera de las condiciones meteorológicas. Esperamos llegar a Cherburgo en una de las primeras fases de las operaciones... Confiamos que este feliz desembarco y la victoria en Roma, cuyos frutos han de ser recogidos aún con la destrucción de las divisiones alemanas copadas, constituirán un motivo de aliento para los valerosos soldados rusos después de todo el peso que han tenido que soportar y que nadie fuera de ese país ha apreciado en toda su magnitud mejor que yo.
Mientras dictaba lo que antecede, he recibido su telegrama acerca del feliz comienzo de la operación «Overlord», en el que se refiere usted a la ofensiva de veráno de las fuerzas soviéticas. Supongo que observará que nunca hemos preguntado a usted nada. Ello es debido a nuestra plena confianza en usted, en su nación y en sus ejércitos.»
He aqui su respuesta, que
llegó poco después:
«He recibido su telegrama
del 7 de junio con la información relativa al feliz desarrollo
de la operación «Overlod». Todos saludarnos a usted y a los
valerosos ejércitos británico y norteamericano, y les deseamos
vivamente nuevos éxitos. La preparación de la ofensiva de verano
de los ejércitos soviéticos está terminada. Mañana, 10 de junio,
se iniciará la primera fase de nuestra ofensiva de verano en el
frente de Leningrado.»
Armonía absoluta
Comuniqué esto en seguida a
Roosevelt, El 11 de junio volvió a telegrafiar Stalin:
«Resulta evidente que el
desembarco, concebido en una escala grandiosa, ha alcanzado un éxito
completo. Tanto mis colegas como yo no podemos menos de reconocer que
la historia de la guerra a través de los siglos no registra otra
empresa parecida desde el punto de vista de su magnitud, su vasta
concepción y su magistral ejecución.
Como es bien sabido Napoleón en su tiempo fracasó ignominiosamente en su plan de cruzar el Canal. Hitler el histérico, que durante dos años se jactó de que forzaría el paso del Canal de la Mancha, no logró ni siquiera dar la sensación de que intentaba poner en práctica su amenaza. Tan sólo nuestros aliados han logrado realizar con honor el grandioso plan de forzar el paso del Canal. La Historia registrará este hecho como una proeza del más alto grado.»
Como es bien sabido Napoleón en su tiempo fracasó ignominiosamente en su plan de cruzar el Canal. Hitler el histérico, que durante dos años se jactó de que forzaría el paso del Canal de la Mancha, no logró ni siquiera dar la sensación de que intentaba poner en práctica su amenaza. Tan sólo nuestros aliados han logrado realizar con honor el grandioso plan de forzar el paso del Canal. La Historia registrará este hecho como una proeza del más alto grado.»
Fácil es ver, por la lectura
de los documentos aquí transcritos, que en aquel entonces la armonía
era absoluta.